lunes, 1 de septiembre de 2008

Sima Armand en Hures-la-Parade (Lozere)

La más hermosa, quizá, de las cavernas de la Tierra. Un gabinete de maravillas, el sueño alucinante de algún rey caprichoso, un bosque de columnatas barrocas, frágiles como el cristal, cuya extraña visión enajenael espíritu.

El 16 de septiembre de 1897, Louis Armand, ayudante del espeólogo Martel, exploró la sima denominada localmente cueva de Bertras. Al llegar a la gran sala subterránea, no pudo contener su sorpresa. <<¡Es la apoteosis de las cavernas!>> Esta cavidad es, en efecto, una de las joyas del mundo subterráneo. Se abre por un corredor vertical, de 75 m de altura, sobre la meseta calcárea Méjean. El pozo desemboca en la bóveda de una nave de 45º de inclinación, de 100 m. de longitud, de 55 m de anchura y de 40 m de altura media. En el extremo inferior de la sala, un nuevo pozo vertical se hunde hasta una porfundidad de 210 m. El tapón de restos de rocas que lo colma marca el final del abismo.

La Gran Sala consituye un espéctaculo inenarrable. Bajo sus bóvedas se levanta un bosque petrificado de inusitadas estalagmitas -como pilas de finísimos platos-, que se aprietan en cerradas filas hasta u número de 400 columnillas. La altura de algunos de estos edificios, que se mantienen en un equilibrio al parecer precario, alcanza los 30 m. Para medir esta altura ha sido necesario utilizar unos globos especiales, pues la fragilidad de estas formaciones impedía apoyar una escalera. Su aspecto de bosque de cipresses o de álamos, sus siluetas erizadas de púas, la extraña individualidad de sus fustes, crean un escenario que supera toda la imaginación.

Esta maravilla subterránea pertenece al municipio de Hures-la-Parade (Lozere). Un túnel artificial de 208 m, recorrido por un funicular sobre neumáticos, conduce hasta un mirador que se abre a la Gran Sala. Una escalera con pasamano circula a continuación a través de la Selva Virgen. La iluminación multicolor transfigura sabiamente este recinto fantástico. La sima Armand constituye sin duda el espectáculo más insólito que ha podido producirse en el vientre de una roca.

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